¿Qué tal?
Espero que estés teniendo un gran comienzo de año.
Mi canción de hoy es “Superstar” de Pretty Sick:
Brief
Anteayer (el 31 de diciembre), aquello a lo que podría referirme muy bochornosamente como “la escena de Twitter local” se vio envuelta en una gran polémica, que me sirve como detonante para esta edición.
No voy a ahondar en detalles - creo ideal explicar qué sucedió sin dar nombres. En especial, porque quien está al centro de todo este asunto es una persona empobrecida que podría estar padeciendo alguna condición psicoemocional debilitante. Además, poco me importa él como individuo, mi sujeto de análisis es la horda.
Cerca del mediodía, empezó a circular agresivamente un tweet corto con dos capturas de pantalla adosadas. En estas capturas se veían fragmentos de una conversación de Whatsapp entre el autor de los tuits y un supuesto timador, que lo había obligado a viajar unos 20 kilómetros para realizar un trabajo ocasional. A las pocas cuadras de su destino, el autor del tuit comienza a hacerle algunas preguntas menores al cliente, quien pronto revela que se trata de una broma de pésimo gusto, y le propele insultos racializados muy de moda.
Este reporte detonó una oleada de solidaridad, con cientos (si no miles) de usuarios haciendole donaciones monetarias al damnificado.
Las donaciones no vinieron solas. Las acompañaron una diversidad de acusasiones e insultos hacia el presunto timador, cuya utilización de cierto insulto en particular lo identificaría con una facción del libertarianismo.
Los representantes de la bondad humana, infinitamente generosos con un desconocido, se turnaron para fantasear con torturas y agresiones varias, no sólo hacia quien habría perpetrado esta humillación horrible contra alguien necesitado, si no también hacia quienes se identificasen con la facción política acusada. Incluso vi a alguien proponer golpizas preventivas contra todo aquel que cuadrara con cierto perfil socioeconómico (varones de entre 15 y 17 años de colegio privado).
Ya lo sé - “es Twitter”, ¿Quién no celebra violencia imaginaria en Twitter? Y más importantemente, ¿Quién no es altamente selectivo sobre dónde traza la línea entre la creatividad retórica y la violencia simbólica?
Al cabo de unas horas, se reveló que el trabajador victimizado ya había reportado situaciones similares con bastante regularidad. Estafas, emergencias y demás contratiempos que lo encontraban con la necesidad inmediata de sumas de dinero relativamente banales para nuestra clase media. Todas estas situaciones, marcadas por una crueldad caricaturesca, gratuita.
Acusaciones de estafa y variopintas agresiones comenzaron a plagar los tuits de esta persona desafortunada. Algunos de los donantes se indignaron, al considerar que la mera acusación remarcaba la vileza infinita del libertarianismo, condición evidente en todo aquel que cuestionara lo que estaba sucediendo. Otros pidieron que se les devolviese el aporte.
Pronto, se llegó a una narrativa lo suficientemente matizada como para que yo la sintiese correcta: El beneficiario de estas donaciones es una persona empobrecida, quien ha buscado trabajo mediante Twitter pero nunca ha respondido a ninguna oferta laboral. Probablemente encuentre en el montaje de presuntas desgracias una fuente de ingresos competitiva.
Conclusiones
Esta situación incluye varios elementos interesantes que voy a extraer y disectar brevemente.
Nos reafirma cuál es la función social del mendigo: Permitirnos ser buenos en público.
Vuelve evidente el clima de histeria que permea internet hoy. Tenés que tomar una decisión ya, la que me gusta, con información incompleta, para probarnos a todos (fantasmas, números) que estás del lado correcto.
Muestra que la gente está muy dadivosa en internet. He visto donaciones de entre AR$1,500 a AR$100,000, con la media ubicándose en el rango de los $40,000.
Revela una vez más que la lástima es una emoción horrible. Cuando la miseria carcome hasta el hueso, nace la lástima, emoción que deshumaniza a su objeto y en la que nadie sano disfruta participar, mucho menos en público. Si empezás a pelar la lástima, pronto vas a encontrar que bajo sus capas de buenas formas y dadivosidad hay veneno.
Algunas anotaciones complementarias
Otra disciplina con pioneros no-binarios
Recuerdo un meme que circulaba hace unos años, por ciertos círculos queer y queer-adjacent en los Estados Unidos. Era algo así como: “roomie no-binario que empieza un GoFundMe para salir de una ‘situación doméstica tóxica’ porque lo forzaron a lavar los platos.” En algún momento hubo estas situaciones mutaron de emergencias atendibles a material humorístico.
¿Creador o mendigo?
Muchas personas que crean contenido en internet han sido acusadas de hacer “e-begging”. ¿Dónde se traza la línea entre alguien pidiendo apoyo creativo/pago por una contraprestación y limosneo? ¿Quién decide qué es e-begging y qué es “apoyar a los creativos independientes”? ¿Por qué el damnificado del 31 de diciembre vive de donaciones pero Contrapoints no? Tengo mi respuesta - vos también deberías tener la tuya.
Lo quiero ahora y lo quiero gratis
Hoy más temprano, leí un post de Future Proof (Nick Hilton) en el que arguye en contra de la escalabilidad del modelo de suscripciones - en especial, en lo vinculado a medios y entretenimiento. El autor reflota una idea con la que estoy de acuerdo: “El pecado original de internet fue hacernos creer que todo esto podía ser gratuito.” A su vez, ayer vi a algunos usuarios quejarse de que Uber les cobraba cifras astronómicas para llevarlos a su casa en año nuevo. Buena parte de los productos y servicios que disfrutamos se han mantenido gratuitos o muy baratos durante años gracias a subsidios del venture capital (y transitivamente, de la Reserva Federal).
Lo compro y es mío
Considerando la dadivosidad ocasional de los usuarios, la propagación de las apuestas online, y la ludopatía-lite en la que los videojuegos están sumergiendo a los chicos, ¿Estamos en un buen momento para reconsiderar el diseño de modelos virtuosos basados en micro y nanotransacciones? O, si vamos a ponernos más ambiciosos - ¿Estamos en las orillas de una nueva edad de oro del ownership y de la physical media?
Nos vemos el domingo,
Aaron