¡Feliz domingo!
Espero encontrarte bien.
En esta edición de tu newsletter favorito, voy a ahondar en dos asuntos:
El coquettismo, el incelismo, y la construcción de identidad en base a la neurosis.
Nuevos modelos de pricing en software as a service.
¿Estos fenómenos están relacionados? Por supuesto que no, pero hay paralelismos curiosos.
Debido a ciertas obligaciones temáticas, la canción de esta edición es “Heavy Metal Heart” de Sky Ferreira.
Primer webinar
Antes de comenzar, quiero compartirte que en algún momento de enero, Postdigitalist hará su primer webinario en vivo, presentado por mí. Tenemos algunas ideas en mente, pero nada definido aún.
Inauguro una pequeña encuesta y te invito a comentar si se te ocurre algo más.
¡Gracias desde ya! Por supuesto, enviaré invitaciones cuando sea el momento.
Sobre el potencial emancipatorio de lo coquette
Hace poco, comencé a leer sobre un fenómeno en el que me empapé desde joven - yo, lector de Vladimir Nabokov y stan de Lana Del Rey. Fenómeno que un paper apoda como “Tumblr Sad Girls”.
Respeto a las mujeres. Pero ese respeto no se mantiene fingiendo no percibir segundas intenciones, simbolismos o trasfondos. Al contrario. Por eso me llamó la atención que la producción académica sobre el fenómeno sea notablemente ingenua.
Hay una cepa de las humanidades que se dedica a consumir cultura pop y reprocesarla en papers. Esto no me indigna, al contrario. Creo que el Estado debería financiarlo - con una condición: que sirva a los intereses estratégicos de la nación. Y ahí comienza el problema.
Lo que me hiere y lastima es la chatez de análisis que impera en este sector. Con un poco de teoría y de ingenio, podes convertir dos semanas de ver series de Netflix en una lectura profunda, novedosa y útil. Ahora bien, para eso hay que tomar una postura real y adoptar el tipo de tono que la academia rechaza, en su intento de parodiar a las ciencias naturales y camuflar el rol de la subjetividad.
Capaz tu análisis de blogs de Tumblr no va a ser estrictamente “científico” - capaz toca filosofar. O capaz la verdad subyacente no se puede conseguir haciendo un anecdotario fofo de entrevistas a celebridades y escenas de series.
A veces hay que rezar. A veces, cuando uno dice que está “diagnosticando”, en realidad está implorando.
Además, en un contexto que no está regulado por los estándares de prolijidad de la academia, este veneer científico lleva a los chicos a los peores lugares.
Recuerdo a James Somerton (youtuber acusado de plagio serial, deshonestidad, manipulación, etc.) diciendo que el estándar de fitness del nazismo había inspirado cierta celosía homoerótica y sentido de inferioridad de parte de las tropas norteamericanas. Esta declaración es muy cuestionable y profundamente ofensiva. Pero pienso en cómo los uniformes de los nazis inspiraron a Tom of Finland y digo “quizás, si Somerton no hubiera sido Somerton, y no hubiese tenido la expectativa de tirar postas, y hubiese podido especular, este comentario habría sido una declaración contrafactual interesante para comenzar a hablar del erotismo problemático de Tom of Finland.”
Como fuese, coquette.
Siento que el coquettismo, el sadgirl-ismo, o como se lo llame, es una forma muy digna de glamorizar la neurosis. Y sí, como apunta Fredrika Thelandersson en “Social Media Sad Girls and the Normalization of Sad States of Being”, es una subversión de la idea de que la melancolía (o cualquiera de sus versiones patologizadas) es un estado que resolver inmediatamente. Subvierte a la psiquiatría como “tecnología de la esperanza”, y revierte la narrativa de la histeria femenina. Ahora, las mujeres mismas invitan atención sobre su neurosis, la parodian, la habitan, y la convierten en una identidad de consumo.
¿Esto es interesante? Sí. ¿Esto es emancipatorio? No.
Comparto un punteo de ideas de cara a esto:
El coquettismo y el femcelismo son de las pocas identidades de consumo sub-30 serias tras la muerte de las tribus urbanas. Estamos en una plaga de estéticas y “cores” que sirven más como “skins” que como identidades propiamente dichas - ni siquiera sirven para segmentar consumidores.
¿Lo coquette tiene posibilidades de identificación política? Es una suerte de test de Rorschach. Quien odia a los hombres lo verá como una emancipación feminista. Quien sea TERF verá los lineamientos estéticos del coquettismo como un marco teórico para la transfobia. Quien padece anorexia o está en una relación abusiva, sólo va a utilizar la estética para justificarse su autodestrucción. Si algo es tan versátil, no es nada. Pero sí puede servir como recurso comunicativo para quien sí tenga las cosas claras.
Esta es una feminidad construída sobre traits autolesivos y mala selección de parejas. Tiene un arco de redención posible, pero la falta de identidades masculinas bien constituídas lleva a un loop de lo que el twittero “Hombre Luna” llama “Johnny McJonny” - básicamente, criminales y hombres de bajo status.
Con una autopercepción profundamente lascerada, si no ocurre “el milagro”, se cae en el femcelismo.
En condiciones ideales, ¿Coquette deviene a tradwife?
¿Cuál es la contracara del coquettismo? ¿El trap “making money” only fans ácido hialurónico? ¿Cuál es la gran avenida del medio?
¿SaaS entra en su performance marketing era?
Hace vergonzosamente poco, leí las predicciones 2024 que compiló el VC Nikhil Basu Trivedi. Algunas me resultaron predecibles, otras muy grifteras, yuna minoría me llamaron la atención. De esa minoría, destaco la predicción de Jake Saper, General Partner de Emergence Capital. Traduzco:
“La próxima gran novedad en 2024 van a ser las startups que experimentan con pricing basado en resultados. Con las IA generativas mostrando impacto cuantificable a nivel comercial, las startups se van a mover para alinear incentivos de creación de valor con sus clientes. Notemos cómo Intercom está cobrando $1 por ticket resuelto en su sistema de soporte a clientes. La experimentación va a estar llena de obstáculos - espero que 2024 sea un año de aprendizaje.”
A mi parecer, más que estar relacionado con IA, esto está relacionado con una crisis de confianza en el impact de las SaaS, y con la necesidad de maximizar el revenue de cara a ese escepticismo.
En cierto sentido, me recuerda al “performance marketing” - pero ni siquiera esto es tan desesperado. El caso de Intercom se siente bastante clásico - “te cobramos por cada ticket que resolves”. Pero otras startups, como Vendr, se enfocan en impacto pero cobran por lo que prometen, no por lo que ya entregaron.
No se dejen confundir por terminología, esto se parece más a un sistema de microtransacciones que al long-shot de ir a resultado.
Hasta el próximo domingo,
Aaron
Fantástico como siempre, la maldita intersección de tumblr y el b2b.
Aprovecho para pedir recomendaciones de analistas piolas de cultura pop, me fui de twitter y tengo abstinencia de hot takes.