Buenas,
Espero que estés teniendo un gran domingo.
Es de esperar que tendencias o modelos de negocios saturen el mercado, se sobregiren, y corrijan. Especialmente cuando estos se originaron en épocas de bonanza y se avisora una pálida en el futuro cercano.
Como tenemos cancelada nuestra posibilidad de pensar por fuera de lo que está funcionando o solía funcionar, sólo podemos saquear la tumba del pasado inmediatado. Esto sucede todo el tiempo a nivel cultural. Es casi como si estuvieramos intentando volver hacia atrás para rehacer el presente, esperanzados por un potencial outcome más beneficioso. La narrativa emocional sería algo así como “Si volvemos a 2003 - pero hacemos las cosas distinto, con lo que sabemos ahora, 2043 va a ser lo que 2023 debería haber sido, ¿No?”
La tecnología tiene una relación con la cultura mucho más horizontal que la que tiene la política. La cultura corre y la política intenta seguirle el ritmo tomando notas. Pero la tecnología es influenciada por y a su vez da forma a fenómenos culturales.
En esta edición voy a cubrir tres cosas que están sucediendo en Tech que son el correlato de fenómenos culturales:
El retorno del software as a commodity
El retorno del skeuomorphism
La primavera de las interfaces físicas
La canción de la semana es “It’s your move” de Diana Ross, sample principal de “リサフランク420 / 現代のコンピュー” de Machintosh Plus.
Software as a commodity
Alcanzamos peak SaaS cuando explotó el mercado de soluciones de SaaS management. Básicamente, la mayoría de las empresas tienen tantas suscripciones de software que necesitan (o deberían tener) otra SaaS más, para gestionar gastos, contratos y credenciales del resto de sus suscripciones.
No quiero desprestigiar al espacio - yo mismo he laburado para una compañía de SaaS management, y he necesitado locamente una solución de SaaS management. Pero, en cierto punto, se siente como que uno es un martillo y sólo ve clavos. O, para ponerlo en una referencia a Los Simpsons:
Hace poco, los fundadores de 37Signals (el estudio que creó Basecamp) anunciaron un proyecto secundario llamado Once. Básicamente, van a empezar a producir software de código abierto que uno que va a poder:
Pagar una sola vez
Self-hostear
Expandir a gusto
¿Esto significa el fin de los modelos SaaS? No, no lo creo. Buscá cualquier lista de los beneficios de un modelo SaaS (para clientes), leemela, y te voy a dar la razón en todo. Pero hoy la posibilidad de “pagar y olvidarse” resulta seductora, así como la consolidación de suscripciones vía un único vendor que permita cubrir varias necesidades.
Esto último da origen a:
Las plataformas que facilitan que equipos internos creen software personalizado, por una flat fee módica (e.g.: Retool y lo que están intentando hacer Airtable y Zapier con sus “Interfaces”)
A su vez, quizás volvamos a la época en la que las compañías comisionaban software a medida. Lo veo posible, de la mano de soluciones no-code que bajen los costos de desarrollo. Para casos sencillos (i.e.: un CRM), lo veo sucediendo. Para casos complejos (i.e.: un gestor de pagos), veo a un par de vendors “compuestos” acaparando incluso más mercado que ahora.
Básicamente, entran los “Zapier consultants”, mueren las microSaaS.
Skeuomorphism
El skeumorphism (o esqueumorfismo) es una técnica de diseño UI en el que:
Se emulan estructuras y objetos del mundo físico
Se producen efectos de profundidad, iluminación y textura para dar una experiencia similar a interactuar con el objeto IRL
Procedo a ilustrar con un ejemplo.
Hace más o menos una década, la app “Books” del iPhone/iPod, se veía así:
Uno abría la aplicación y visualizaba unos estantes con “libros”. Cada libro virtual era mostrado como un libro físico. Y estos estaban distribuídos en estantes con sombras, una textura símil madera, y cierta ilusión de profunidad. Yo me crié en un mundo en el que las interfaces digitales se veían así.
Referenciaban fuertemente al mundo físico, como si la virtualidad fuera una extensión del mundo material, a la que recurrimos por comodidad, pero que no determina la textura de nuestra experiencia. Un libro no es un PDF, un libro es un libro - y si preferimos al PDF, es por un asunto de espacio (o de supply chains).
Funcionando bajo esta lógica, el esqueumorfismo ayuda a los usuarios a intuír para qué sirve un producto o cómo interactuar con una interfaz. A medida que el software fue comiéndose al mundo (para usar palabras de otro pelado desagradable), los usuarios fueron sumergiéndose en la lógica de las interfaces digitales y comenzaron a operar con abstracciones. Pero esta nueva dinámica, y la disciplina pseudo-científica que originó, llevaron a una homogeneización estética que aburre a los usuarios. Usuarios saturados y en algunos casos incluso tecno-cínicos.
En este contexto, algunos diseñadores están pusheando por un retorno del esqueumorfismo. En especial, de cara al rediseño de Webflow, que incorpora guiñítos esqueumórficos.
¿Me parece una buena idea? Sí, me encanta. Ahora bien, esto no debería convertirse en un trendchasing vacío y redundante, como otros “estilos” lo fueron. Va a ser bastante frustrante ver a diseñadores imitarle los botones a Webflow sin una agenda de diseño real, o intentar capitalizar un par de guiños boludos.
Esta posibilidad habla, no sólo de una falta de vocación por parte de muchos diseñadores, si no también de un sistema de incentivos viciado. El trendchasing no está motivado sólo por un deseo de figurar, si no por la necesidad de conseguir trabajo/s. Y si todos los clientes/empleadores quieren cierto look-and-feel, tiene sentido que los diseñadores quieran demostrar que pueden hacerlo posible. Especialmente, aquellos que están arrancando o que cobran poco.
Como de costumbre, quienes se alcen por encima del ruido y entiendan que diferenciarse es ganar, van a lograr lasting power y un buen ROI.
Interfaces materiales
Sumado al retorno del esqueumorfismo, está tomando lugar una celebración de las interfaces físicas, impulsadas por los gordos tecladito, ahora convertidos en gordos botonera.
Hace unos días, Figma y Work Louder anunciaron un “macropad” (botonera física) de shortcuts para diseñadores. A raíz de esto - y de similares productos que estuve viendo, creo que va a haber una muy justificada y celebrable expansión del concepto de “diseño de interfaces”. Hoy, “diseñar interfaces” es acomodar rectángulos redondeados sobre un canvas sólido en #FAFAFA (o con ese gradiente torturado, á la Linear).
Dentro de poco, se va a masificar este entendimiento del diseño de interfaces como el diseño de una interfaz multisoporte - física y digital. Figma puede ser un software, pero también puede ser una botonera.
¿Qué opinas de todo esto? Por mi parte, siento que la pandemia nos demostró que intentar cancelar el mundo físico es una empresa fútil y miserable. Hablando mal y pronto, we’re so back.
Hasta el próximo domingo,
Aaron